TERAPIA ASISTIDA CON ANIMALES (TAA)


EtoHorus ofrece programas de Terapia Asistida con Animales (TAA), principalmente a niños/adolescentes con autismo, Síndrome de Down, discapacidad intelectual (DI), problemas del lenguaje, trastornos de la conducta, trastornos de hiperactividad y déficit de atención (ADHD), trastorno generalizado del desarrollo (TGD), trastornos sensoriales y de propiocepción o problemas motores, así como para centros geriátricos con usuarios que presenten Alzheimer, Parkinson, aislamiento, falta de motivación, problemas de motricidad, deterioro cognitivo o discapacidad visual/auditiva, o particulares que soliciten los servicios.

Trabajando para ambos grupos (personas de edad avanzada y niños/adolescentes) ejercicios para mejorar: motricidad fina/gruesa, sentido del equilibrio, mejorar la precisión y coordinación en los movimientos, ejercitar la memoria a largo plazo, labilidad en la atención, hipersensibilidad al tacto, al movimiento, al estímulo visual o al auditivo.

EtoHorus garantiza el comportamiento adecuado de los animales para las sesiones así como el óptimo estado higiénico-sanitario de los mismos.

También realizamos Actividades Asistidas con Animales (AAA) tanto a particulares como a  Centros o Asociaciones.

Tanto las TAA como las AAA se ofrecen individualmente o de grupo, así como las sesiones de fisioterapia donde se requiere ayuda complementaria, la duración total de cada sesión es de 2h aproximadamente.

Las actividades se desarrollan con el Técnico cualificado que guía al perro y  un profesional de la salud (Médicos, Terapeutas Ocupacionales, Fisioterapeutas o Psicólogos) dentro del ámbito de la práctica de su profesión ,este profesional debe fijar los objetivos, supervisar la interacción entre el animal y el paciente, medir el progreso y evaluar todo el proceso. En cada sesión debe establecerse una relación perfecta entre terapeuta /técnico/ co-terapeuta/ paciente.

El Técnico debe realizar toda la batería de”juegos” en los que se basa cada sesión, una vez que el terapeuta ha definido los objetivos que quiere alcanzar, con la peculiaridad de que cada paciente requiere como mínimo un par de ejercicios personalizados, estos son creados solo para él, si el paciente es un niño que padece parálisis cerebral y le apasionan los coches, estos deben formar parte del juego.

La diferencia de EtoHorus es contar con un equipo de trabajo que conoce a los perros perfectamente mediante la convivencia en casa, y que los Técnicos son también sus educadores caninos, garantizando el comportamiento de los perros por el fuerte vínculo que les une.

El técnico en TAA controla al animal a través de gestos de tal forma que interfiera lo menos posible en la relación entre el paciente y el perro, de igual forma que el terapeuta controla permanentemente el estado del paciente.

LA TAA NO ES UN SUSTITUTO DE LAS TERAPIAS Y TRATAMIENTOS CONVENCIONALES, SINO UN COMPLEMENTO.


Debemos recordar que un proyecto de terapia asistida con animales debe contar con tres máximas imprescindibles: personal especializado, objetivos prediseñados y resultados evaluados y registrados.

Es fundamental que los profesionales de la salud humana que deseen implementarla conozcan las posibilidades y limitaciones de esta actividad y tengan buena relación con el animal.

El animal forma parte integral del tratamiento y es seleccionado y preparado para alcanzar los objetivos terapéuticos (favorecer aspectos físicos, sociales, emocionales y/o cognitivos del paciente). Durante la actividad debe estar acompañado por un guía para prever la aparición de signos que indiquen su falta de bienestar, brindarle descanso y suministrarle lo necesario.

Antes de comenzar la actividad es necesario que se establezca el vínculo paciente-animal.
En muchos pacientes el tiempo de atención en una misma actividad es mínimo y su distracción sumamente fácil, lo que demuestra la importancia de evitar o minimizar las distracciones durante la sesión terapéutica.

La interacción paciente-animal debe ser planificada evaluando las necesidades de ambos, para mantener la capacidad del perro como medio terapéutico.

Debe proveerse adecuada atención a la salud física y comportamental  del perro y  brindarle descanso varias veces al día en un lugar apartado de la actividad.

El perro no debe ser sometido a maltrato, incomodidad y estrés físico o mental, el trato debe ser amable y afectuoso. Hay que suspender la sesión terapéutica si la interacción está estresando al animal.

Si el profesional de la salud humana sospecha que un paciente puede maltratar al animal, debe tomar las precauciones necesarias para evitarlo.

HISTORIA
Ahora hagamos una breve reseña histórica. Antiguas civilizaciones, entre ellas egipcios y griegos, atribuían a los animales la capacidad de curar diferentes dolencias. Hipócrates, médico griego (460 - 377a. C.) consideraba que la actividad con caballos era “muy relajante” para sus pacientes.

En el S. XVII instituciones mentales de Europa incorporaban al gato porque tranquilizaba a los pacientes internados. También se sumó la compañía de animales en escuelas y guarderías de Estados Unidos y Europa por sus beneficios.

Sigmund Freud, médico y psiquiatra austríaco, (1856-1937) realizaba sus consultas acompañado por su perro porque le facilitaba la comunicación con el paciente.

Boris Levinson, médico y psiquiatra estadounidense, basado en sus experiencias, remarcó la importancia del uso de animales en la psicoterapia de niños, (ambulatorios o institucionalizados). Evaluó sus efectos positivos en la recuperación y/o mantenimiento de la salud y planteó las bases de la Terapia Asistida o facilitada por Animales. En 1962, publicó el primer trabajo sobre el tema: “El perro como Co-terapeuta”.

A partir de ahí, la terapia asistida con animales comenzó a utilizarse en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Canadá, países que investigaron los beneficios físicos, psicológicos y sociales del vínculo humano-animal, y su influencia positiva en el tratamiento de distintas patologías físicas y/o mentales, entre ellas esclerosis múltiple, deformación de miembros o columna vertebral, distrofia o atrofia muscular, autismo, retardo mental, parálisis cerebral, déficit de aprendizaje, déficit de atención con o sin hiperactividad (ADD, ADHD), hipertensión, síndrome de Down, mal de Alzheimer, depresión en ancianos, mal de Parkinson, rehabilitación en enfermedades crónicas (cardíacas, oncológicas, mentales), tratamiento de delincuencia juvenil y adicciones, problemas de conducta, violencia familiar, violencia carcelaria, etc..

En España no comienza a investigarse y aplicarse de forma más extendida la TAA hasta la década de los 90. Actualmente ya son numerosas fundaciones, asociaciones, empresas y profesionales de la salud y de la educación de toda España los que se dedican a la investigación y aplicación de programas de TAA.

Actualmente se incluye en las áreas de educación y salud, con fines recreativos o educativos, estimulación social y ejercitación física  o mental entre otras tareas.

Serpell sugiere tres caminos por los que los animales pueden convertirse en un factor causante del inicio del cambio terapéutico: el instrumental, el antropomórfico y el pasivo.
Aparecen múltiples estudios científicos – publicados en revistas como Journal of Children Adolescent Psychiatry, Nursing; Journal of Gerontology Nursing; Journal of Psychosomatic medicine; Neuropsychology, etc. - que demuestran la efectividad de la Terapia Asistida por Animales.

DIFERENCIAS ENTRE AAA Y TAA
Actualmente la Terapia Asistida con Animales (TAA) es una modalidad de intervención terapéutica en la que un animal es parte integrante de un proceso de rehabilitación, reeducación, integración y socialización de una persona. Se plantean una serie de objetivos y metas para la recuperación de un paciente. Los progresos dentro de esta terapia se van recogiendo para el estudio, el establecimiento de valores en la evolución y el diagnóstico.

El efecto terapéutico de la terapia asistida por animales es más notorio entre los niños y los ancianos, pero también se benefician de ellas individuos autistas, personas con parálisis cerebral, pacientes con enfermedades terminales, con trastornos del comportamiento, etc.

Hace más de veinte años que el Dr. Michael Mc Culloch (1982), pionero en la introducción de animales en entornos terapéuticos, dijo: “No debemos abandonar nunca a aquellos que no podemos curar; debemos mantener la esperanza y la voluntad de sobrevivir de quienes están discapacitados porque su autoestima y su dignidad son esenciales”.

La actividad asistida con animales (AAA), no está diseñada con anterioridad y puede repetirse con diferentes personas y en diferentes lugares. Se trata de algo espontáneo y no regulado,  por lo tanto, no se registran los avances y no existen objetivos concretos. Facilita la recreación, reduce el estrés, y disminuye el índice de depresión. Obliga a asumir responsabilidades, aumenta la autoestima y  en la mayoría de los casos, mejora la integración de la familia.

Los animales tienen la facilidad de aceptarte incondicionalmente. No les preocupa cómo es esa persona, ni lo que dice. La compañía del animal mejora la calidad de vida del hombre, aumenta la longevidad y preserva el equilibrio físico y mental. Según la OMS 1994, la calidad de vida se define como las percepciones individuales de la posición en la vida, en el contexto cultural y el sistema de valores en el que convivimos, en relación con los objetivos, perspectivas, estándares y acuerdos. La calidad de vida es un amplio concepto que abarca la salud física, el estado psicológico, el nivel de independencia, las relaciones sociales y la relación con el entorno.

BENEFICIOS
Los animales pueden ser incorporados a una gran variedad de programas. Para involucrarse en una actividad de terapia asistida por un animal, se deben de tener definidos cuáles son los objetivos personales a ser logrados por el programa de terapia.

Beneficios físicos
•Mejorar las habilidades motoras.
•Mejorar las habilidades en el manejo de una silla de ruedas, andadores…
•Mejorar el equilibrio.
•Mejorar la coordinación.
•Incrementar la interacción verbal.
•Incrementar el ejercicio.
Mejora las sesiones de Fisioterapia.

Numerosos estudios demuestran un descenso en la presión sanguínea y en la tensión arterial. (Friedmann, Katcher, Thomas, Lynch y Messent, 1983).

Hay evidencias contundentes que los ancianos con Alzheimer se benefician del contacto con animales en su entorno, de forma temporal o permanente (Verderber 1991).

A veces son la única conexión con la naturaleza, brindan compañía, dan seguridad, sensación de sentirse útil y promueven el ejercicio por su necesidad de paseo y distracción.

Beneficios psíquicos
•Mejorar la salud mental.
•Mejorar las interacciones verbales.
•Mejorar la atención.
•Desarrollar las habilidades del ocio.
•Mejorar el control de impulsos.
•Incrementar la autoestima.
•Reducir la ansiedad.
•Reducir el sentimiento de soledad o estados depresivos.

Randall Lockwood de la Universidad Estatal de Nueva York pidió a dos grupos de personas que interpretaran dibujos ambiguos sobre interacciones sociales. En uno de los grupos incluyó el dibujo de un animal; en el otro no. Descubrió que la presencia del animal hacía ver las escenas sociales menos amenazadoras y mejoraba la percepción de las personas asociada a ellos. “A no ser que el animal esté clasificado como agresivo o peligroso – explica Katcher-, una persona o cara asociada con un perro es percibida como más segura, más benigna, más accesible y menos peligrosa”.

Sharon Smith de la Universidad de Pennsylvania estudió los perros de compañía dentro del hogar, y observó que el perro siempre se encontraba en situación de disponibilidad, independientemente de lo que estuvieran haciendo los miembros de la familia. Siempre se hallaba dispuesto a jugar y a ser acariciado, y era mucho más atento con los miembros de la familia de lo que ellos lo eran con él. Además, Smith no observó pérdida alguna del enlace afectivo si la familia simplemente ignoraba al animal durante un tiempo.

Sin duda, la facultad de lograr intimar fácilmente con los animales ayuda a su eficacia como co-terapeutas.

El intercambio afectivo con el animal mejora el estado emocional del propietario que se siente acompañado y se mantiene activo porque debe llevarlo de paseo y asumir la responsabilidad de su cuidado, aumentando así la seguridad en sí mismo (Katcher, A. H. 1985).

Beneficios Educacionales
•Incrementar  vocabulario/memoria.
•Fomentar el uso de nuevos términos.
•Mejorar el conocimiento de conceptos como talla, color, forma, etc.
•Mejorar el cálculo.
•Estimular la responsabilidad.
•Desarrollar los hábitos de higiene.

Según estudios en centros de niños con autismo (como Nostre Món en Mataró, Barcelona) se registraron las siguientes reacciones positivas tras el desarrollo de TAA: contacto ocular, contacto físico, disminución de la ansiedad, conductas espontáneas (coger la correa, acariciar al perro…), juego espontáneo, actividad espontánea, pasearlo con la correa, pedirle comportamientos, darle de comer, etc.

Facilita el vínculo con otros niños y puede reemplazar la compañía humana en aquellos que carecen de la compañía de otros niños. Su seguridad estimula el comportamiento exploratorio en aquellos temerosos frente a situaciones desconocidas (Robin, Ten Bensel, Quigley y Anderson, 1983).

Nieke Endenburg, Psicóloga infantil (Universidad de Utrecht, Holanda), comprobó en niños que conviven con animales de compañía, menor agresividad y mayor respeto de límites, equilibrio emocional y confianza en sí mismos.

Es más fácil enseñar a un niño a demostrar empatía con un animal que con una persona. Con los animales, lo que ves, es lo que hay. Los humanos no somos tan directos. Podemos enseñar a un niño a “leer” con el lenguaje corporal de un perro. Es más fácil comprender lo que está sintiendo un animal, que lo que siente un ser humano, ya que el animal es más lineal y vive el momento. Cuando lo niños se hacen mayores, su habilidad para sentir empatía con un animal, le sirve para generalizarlo en su experiencia con el resto de las personas.

Beneficios Sociales
•Incrementar la buena disposición a ser incluido en una actividad de grupo.
•Incrementar la interacción con otras personas.
•Incrementar la interacción con el personal de las instituciones. (En casos en que resida en, por ejemplo, centros geriátricos).
•Desarrollar los hábitos de trabajo en equipo que implican el respeto hacia el trabajo del os demás.

Los pacientes tienden a implicarse más en las actividades que realizan con el animal ya que las realizan con agrado, desean interactuar con el animal, incluso realizan movimientos, expresiones y/o actividades por propia iniciativa o respondiendo de forma espontánea a las demandas del animal.

La presencia de un animal generalmente centra y mantiene toda la atención de los pacientes, lo que se puede aprovechar para lograr mejor rendimiento en el trabajo sobre la propia atención u otras áreas.

La sociabilidad aumenta desde 3 enfoques:

  • 1. Entre pacientes.
  • 2.Entre pacientes y el equipo de trabajo.
  • 3.Entre pacientes, equipo de trabajo, familiares y otros.

Las personas con amplia experiencia en este campo afirman que es más fácil hablar con los residentes durante y después de las visitas, prefiriendo numerosas familias las visitas cuando se encuentra el animal por ser un ambiente más cálido y placentero (Bernstein, Friedmann y Malaspina, 2000).

Recordemos que, aunque haya riesgos asociados con el contacto de animales, hay pocas indicaciones de que estos programas sean peligrosos y hay muy pocos informes de efectos adversos (Schantz 1990; Walter-Toews 1993),  motivados por la falta de formación y manejo del animal.


BIBLIOGRAFÍA

Brickel C. (1986), “Pets facilitated therapies”. A review of the literature and clinical implementation considerations, clinical gerontologist, vol 5.

Lockwood, R., Smith, S. (1983), “The influence of animals on social perception”, en A.H.Katcher y A.M.Beck (eds.), New perspectives on our lives with companion animals.

AA.VV (2003) Resúmenes del 6º Congreso Internacional” Animales de Compañía, Fuente de salud”. Fundación Affinity. Barcelona.

Berstein, P, L; Friedmann, E; Malaspira, A. (2000).”Animal-assisted therapy enchances resident social interaction and animation in long-term care facilities”. Anthrozoös,14(4),213-224

Mc Nicholas, J. y Collis, G.M (2000).”Dog as catalyst for social interactions: Robustness of the effect”. British Journal of Psychology, 91(1ªparte),61-67


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