Otitis canina

Es una enfermedad de etiología (causa) multifactorial y generalmente asociada a infecciones de levaduras y bacterias (Taibo,2003). Pero podemos encontrar otitis bacterianas, otitis producidas por hongos, otitis parasitarias (sarna), causas alérgicas, etc.

En casi todos los casos, hay un factor común, la falta de higiene del pabellón auditivo.

La oreja canina es propensa a un perfecto ambiente para la proliferación de bacterias, tanto por la escasez de luz como por la falta de ventilación (Craig, 2000).

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Hay muchas razas caninas que debido a la disposición y peso del cartílago auditivo, producen la obstrucción del oído medio con respecto al aire exterior y  sumado a una falta de higiene, propicia un excelente "caldo de cultivo" para bacterias y hongos.

La humedad resultante en el oído medio, ya sea por administración directa de agua, o por la falta de ventilación (por la disposición de las orejas), sumado a la falta de higiene son los factores determinantes de la patología.

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Uno de los síntomas más habituales es sacudir la cabeza de forma reiterada, rascarse, no dejarse tocar la cabeza o llevarla ladeada, presentar heridas, rojeces  o fuerte olor en la(s) oreja(s), así como "arrastrar" el lateral de la cabeza buscando aliviar el picor/dolor, según el grado que presente el animal.

Un buen diagnóstico requiere de la observación directa, junto con la muestra para un cultivo o antibiograma.

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El Staphylococcus intermedius es la bacteria que aparece con mayor frecuencia, según los estudios veterinarios más recientes (Fernández et al., 2006; Oliveira et al, 2005).

La falta de atención veterinaria puede desencadenar problemas mayores como otitis crónica, otohematoma o trastorno vestibular.




La
higiene y observación periódica minimizarán los riesgos de infección del oído, en el mercado existen diferentes marcas para una correcta limpieza y prevenir así la aparición de patologías.