Un respeto, que son perros

Por Antonio Pérez Henares.-

(La imagen de esa mañana de El Mundo-Madrid, de un perro ahorcado cerca de la A-VI, me ha revuelto las tripas, amargado al día y hecho reflexionar sobre el grado de crueldad y de infamía a que puede llegar un ser humano. Hemos de desterrar esa lacra terrible de una vez por todas y llevar a esos canallas al banquillo de los acusados y exponerlos al oprobio público).

Todos los años por estas fechas me pongo a escribir el mismo artículo . Lo cambio de forma, claro, pero en realidad siempre quiero decir lo mismo, porque la desdicha es que sigue sin cambiar apenas nada de lo que con el denuncio.

Estas navidades, como todas, llegaran miles de mascotas a los hogares españoles, generalmente pedidas por los más pequeños. La mayoría serán cachorros de perro. El verano los abandonos serán masivos hasta sumar esa estremecedora cifra de más de 200.000 cada año, que acabarán en su mayoría despanzurrados por las carreteras o muertos de hambre por los campos.


Tener un perro en casa es una excelente idea. No hay mejor compañero para un niño y para toda la familia. Pero hay que saber que un animal no es una cosa, que es un ser vivo y que hace muchas de esas cosas que hacen los seres vivos, entre otras comer, beber, mear, cagar, jugar y , de vez en cuando, liar alguna. Eso debe saberse por delante y luego que cuando se adquiere un animal uno adquiere también la responsabilidad de cuidarlo, de ampararlo y de darle una vida adecuada. Que no significa ni mimos ni excesos sino el trato correcto y cariñoso que nuestro compañero merece. Y desde luego la primera responsabilidad que debiera adquirirse es que una vez nuestro no vamos a abandonarle, no vamos a “dejarle tirado”.

Saben ustedes mi cariño por los perros, por esos descendientes del lobo, cuyo primer acercamiento al hombre he novelado en “La mirada del lobo”. Pues he de decirles que después de haberme criado, en mi infancia campesina, con ellos no tuve perro y mira que lo echaba de menos hasta que no tuve también un lugar adecuado para que el estuviera conmigo. Esa es la primera. Luego viene la educación mutua, de amo y animal, y no es broma a convivir juntos. Luego y siempre es bien cierto que nuestro perro nos devolverá el ciento por uno de nuestro afecto. De eso tampoco tengan dudas.

Pero antes de llevárselo a casa, piénselo . Que no sea un capricho. Que los caprichos se pasan en cuanto hay que salir a la calle a que hagan caca...y recogerla, claro. Que esa esa es otra y nuestras ciudades verdaderas aceras cagadas.

Piensen y si están decididos le hago como final una proposición última. Hay muchos perros abandonados que esperan una segunda oportunidad y que de no dársela lo más posible es que acaben sacrificados. Antes que optar por otra opción les sugiero que opten por la “adopción”. Nadie se lo agradecerá nunca más que uno de ellos y nunca se sentirán ustedes más reconfortados consigo mismos que cuando se hayan ganado la confianza de quien un día sufrió el abandono y el maltrato de otro ser humano.

Es una propuesta. Pueden o no aceptarla. Pero lo que si es de obligado cumplimiento es que si finalmente aparecen con el perrito en casa han de saber que un respeto, que son perros. Nada menos que nuestros perros.
Foto:
EtoHorus